El dolor en la Fibromialgia

La fibromialgia es una enfermedad de etiología desconocida que se caracteriza por dolor crónico generalizado que el paciente localiza en el aparato locomotor. El síntoma dolor es, sin duda, el eje principal de la fibromialgia y sus características son las que permiten el diagnóstico de la misma.
La experiencia dolorosa es una sensación absolutamente personal y subjetiva pero presenta unas características comunes en esta enfermedad como son su patrón crónico y su distribución por amplias zonas corporales. El umbral del dolor en esta enfermedad se encuentra más bajo de lo normal, siendo necesarios estímulos de menor intensidad para provocar dolor.
Todavía no se ha encontrado la causa ni los mecanismos que la provocan. En general los investigadores coinciden en que la fibromialgia es una condición de origen cerebral y no una enfermedad del sistema nervioso periférico ni de los tejidos musculoesqueléticos. Se han descrito anormalidades neuroquímicas en diferentes niveles cerebrales. Estudios recientes indican que en los pacientes con fibromialgia existe una alteración de los mecanismos del procesamiento del dolor, probablemente por un desequilibrio en los neuromoduladores del sistema nervioso central. Así se han encontrado niveles hasta tres veces más altos de sustancia P en el líquido cefalorraquídeo. La presencia de este péptido favorece la transmisión de los estímulos dolorosos porque facilita la estimulación de las vías dolorosas por otros neurotransmisores. Resulta interesante comprobar como la serotonina, neurotransmisor que actúa como inhibidor, junto a noradrenalina y encefalina, en las vías de transmisión del dolor a nivel del asta posterior de la médula espinal, está en niveles deficientes en pacientes afectados de fibromialgia . Este déficit es la base que justifica el uso de fármacos inhibidores de la recaptación de serotonina que intentan suplir esta carencia, aunque sus resultados no sean tan buenos como cabría esperar. Además con técnicas de resonancia magnética funcional se ha observado un aumento del flujo sanguíneo cerebral en zonas activadas por estímulos dolorosos y la cantidad de estímulo necesaria para activar estas zonas en los pacientes con fibromialgia es menor que en personas sanas.
En cuanto al tratamiento de la fibromialgia y en particular del síntoma dolor, conviene recordar que los fármacos deben utilizarse como parte de un programa amplio que combine las diferentes modalidades terapéuticas.
Con el fin de evitar la sobremedicación y prevenir desilusiones, la meta debería ser la consecución de alivio sintomático, no la curación de la enfermedad.
En la práctica clínica, la terapia analgésica en la fibromialgia se basa en la administración con mayor o menor evidencia de eficacia de analgésicos y antiinflamatorios, relajantes musculares, antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina, noradrenalina y agentes antiepilépticos, existiendo muchos otros fármacos con discreto apoyo de ensayos clínicos publicados. Es conveniente evitar la polifarmacia y tener en cuenta la particular sensibilidad de estos pacientes a los agentes sedantes para evitar efectos secundarios.
Cabe recordar finalmente la importancia del ejercicio físico aeróbico moderado en cualquiera de sus modalidades y el tratamiento psicológico, que han demostrado en numerosos estudios eficacia tanto en el síntoma dolor como en el impacto global de la fibromialgia en la vida de los pacientes.

Pedro Giralt Celiméndiz
Reumatólogo del Hospital San Bernabé. Berga.

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