La cúrcuma

La Curcuma longa L. es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia de las Zingiberáceas, como el jengibre. Se cultiva en algunos países de clima tropical, sobre todo en Asia, donde es ampliamente utilizada. La palabra cúrcuma, tal como la conocemos en nuestro país, proviene del árabe kourkoum (azafrán) ya que se pensaba que esta especia era una variedad del azafrán.

La planta de la cúrcuma es fácilmente identificable por sus hojas grandes, que crecen de tallos erectos y gruesos, y por su raíz tuberosa. Sus flores, de color blanco amarillento, crecen reunidas en espigas. La raíz es un tubérculo de entre 5-10 cm de largo y 2 cm de grueso, de un color que va del amarillo al verde oliváceo en la parte exterior, y del naranja al óxido intenso en la parte interior. Tiene un aroma fragante y un sabor amargo y picante que recuerda al jengibre. Cuando se come, tiñe la saliva de amarillo y deja una sensación de calor en la boca.

La raíz de la cúrcuma es conocida como especia, de uso frecuente en la cocina oriental, sobre todo como uno de los ingredientes del curry. Por su color característico, también se utiliza para dar color a la salsa de mostaza o como sustituto del azafrán. Además, algunas bebidas de naranja o limón llevan actualmente cúrcuma como colorante (E-100), porque se considera más seguro que los colorantes artificiales derivados del alquitrán mineral.

Se utiliza desde hace siglos en la medicina oriental, tanto en fitoterapia china como en Ayurveda (la medicina tradicional de la India). El Dr. R.C. Srimal describe la cúrcuma como “una planta que tiene la propiedad de proteger el hígado de las sustancias tóxicas, especialmente de metales pesados como el plomo; de prevenir la formación de cálculos en la vesícula o de disminuir el tamaño de los que ya están formados; y de incrementar el flujo de bilis”.

En la Medicina Tradicional China, bajo el nombre de Jiang huang, el rizoma de la cúrcuma es utilizado en varias fórmulas para el alivio del dolor inflamatorio, especialmente de los hombros. También se considera que vigoriza y mejora el movimiento de la sangre y estimula la menstruación. El tubérculo de la cúrcuma, conocido como Yu jin, se utiliza para tratar la ictericia, dolor en la zona del hígado, los problemas menstruales, el cólico, la agitación y el insomnio.

La investigación actual se ha focalizado en sus propiedades hepatoprotectoras 1, antiinflamatorias2 3, antimicrobianas, como coadyuvante en el tratamiento del cáncer 4 5 6, y en su uso en afecciones cardiovasculares y gastrointestinales 7.

Los estudios realizados muestran que sus propiedades antiinflamatorias pueden ser de gran utilidad en el tratamiento tanto de la osteoartritis como de la artritis reumatoide. Por otro lado, un estudio piloto de la Universidad de Reading concluyó que el extracto de cúrcuma puede mejorar significativamente la sintomatología del síndrome de colon irritable 8 9.

Un lipopolisacárido que se ha conseguido aislar de la cúrcuma, ha mostrado tener la propiedad de estimular e incrementar la actividad del sistema inmunológico. El principio activo de la cúrcuma, la curcumina, tiene la propiedad de inhibir la replicación final de la expresión genética del virus del HIV-1 sin causar un efecto significativo en las células (Li et al., 1993). Estudios recientes realizados en muestras de tejidos del tracto digestivo, indican que la curcumina podría ayudar a prevenir el cáncer de colon.

El extracto alcohólico de cúrcuma ha sido estudiado para reducir el nivel de glucosa en sangre, y parece que el simple uso de la cúrcuma como condimento también puede ayudar a reducir los niveles de colesterol. En uso externo, la cúrcuma se puede aplicar localmente en forma de cataplasma con el fin de aliviar el dolor y la inflamación.

El polvo de la raíz se ha utilizado durante siglos como tinte para la ropa, aunque no produce un color duradero. Antiguamente, era conocida con el nombre de turmeric, que proviene del sánscrito y significa amarillo. Los hindúes teñían con ella los trajes importantes, los que tenían que utilizar en las bodas, bautismos y defunciones. Los monjes budistas siguen utilizándola a día de hoy para teñir sus túnicas. En Hawái la utilizan en algunos rituales, mezclada con agua de mar, con el fin de purificar los templos y las casas.

Aunque la OMS la considera una sustancia segura, hay que utilizarla con precaución cuando se hace durante un periodo prolongado a dosis elevadas. Algunos practicantes de la Medicina Tradicional China advierten contra su uso durante el embarazo y no se recomienda tomarla conjuntamente con medicamentos anticoagulantes. Como siempre, ante cualquier duda, hay que consultar a un profesional.

Artículo completo en Biorritmes 24 ES

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