Propiedades de la semilla de cáñamo

El conocimiento sobre el cáñamo, Cannabis sativa L., ha quedado restringido durante muchos años a su uso para la obtención de marihuana, debido a que en sus hojas contiene una sustancia psicoactiva llamada delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), así como para la fabricación de cuerdas y tejidos de la fibra de sus tallos. En cambio, se ha hablado escasamente de las propiedades de su semilla.

El cáñamo es una hierba anual que puede alcanzar los tres metros de altura, con hojas opuestas de color verde oscuro que se dividen en cinco o siete estípulas muy pronunciadas. Es una planta dioica que, según las condiciones ambientales, se desarrolla en una planta “macho” o “hembra”. Una elevada densidad de la plantación favorece el desarrollo de plantas masculinas, mientras que el espacio libre facilita el desarrollo de las femeninas. Y son estas últimas, más grandes y frondosas, las que, una vez fecundadas y hacia el final del verano, producen la semilla.

Se considera al cáñamo una de las primeras plantas en ser cultivadas por el ser humano. De acuerdo con Schultes (1970), esta planta prosperó en los terrenos abonados que bordeaban los asentamientos humanos, lo que la llevó a su domesticación. Su cultivo ha sido documentado por la mayoría de las grandes civilizaciones: India, Sumeria, Babilonia, Persia, Egipto, Aztecas y Mayas, así como por otras culturas nativas de Norteamérica y Europa. Se puede afirmar que durante estos miles de años, el cáñamo ha acompañado a la humanidad en todo el mundo, o viceversa.

El cáñamo es originario de Asia central. Algunas pruebas realizadas con carbono sugieren el uso del cáñamo silvestre el año 8000 a.C. Aparece en un tratado de fitoterapia chino datado del año 4000 a.C. y se utiliza como remedio curativo en India, China, Oriente Medio, Sudáfrica y Sudamérica desde hace siglos. Los asirios lo utilizaban en forma de incienso, y los escitas se embriagaban con los vapores que desprendía la planta al ser depositada sobre piedras calientes.

Según algunos estudios, la semilla del cáñamo contiene todos los aminoácidos y ácidos grasos esenciales para mantener la vida humana. Parece ser la fuente vegetal que contiene los aminoácidos esenciales en una forma de más fácil digestión y los ácidos grasos esenciales (omega 3 y omega 6) en una proporción casi perfecta para las necesidades nutricionales humanas. De sus proteínas, el 65% es edestina, una proteína globular biológicamente activa (el nivel más alto del reino vegetal) y el 35% restante es albúmina.

Por su composición, la semilla del cáñamo se convierte en una fuente equilibrada de fibra dietética, calcio y hierro, siendo muy rica, también, en antioxidantes. La semilla integral, además, contiene fósforo, magnesio, cobre y zinc. Constituye un alimento seguro para las personas con intolerancia a las nueces, el gluten o la lactosa. De hecho, no se tiene constancia de alergias a los alimentos a base de cáñamo. Debido a que la semilla integral puede haber estado en contacto con la resina de la planta, se recomienda utilizar la semilla pelada preparada para el consumo alimentario, que no contiene THC.

En fitoterapia, se ha utilizado la semilla entera. Galeno, en su Libro VII de las Facultades de los Simples, dice de la semilla del cáñamo que resuelve las flatulencias. Según la Medicina Tradicional China, donde se conoce con el nombre de Huo má rén, actúa en los meridianos de estómago, intestino grueso y bazo, y se le considera un laxante suave. Se utiliza para nutrir y humectar los intestinos, y se recomienda para el estreñimiento en personas mayores, en convalecientes y en el puerperio. Además, tiene la propiedad de nutrir el Yin.

En los últimos años, algunos investigadores han podido estudiar sus propiedades en la prevención y tratamiento de la isquemia-reperfusión cardíaca1, en la reducción de la agregación plaquetaria2, y en uso externo, en la mejora de los síntomas de la dermatitis atópica3.

Si bien es una semilla con muchas propiedades beneficiosas, como casi siempre, conviene hacer un uso moderado de ella y, a poder ser, bajo la supervisión de un profesional.

 
David Cifre Fitoterapeuta
Colaborador de ACAF
 Artículos, Terápias Naturales       

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